Se levanta el telón. LOS TRES CERDITOS.

De nuevo tenemos teatro, y la representación de hoy está basada en el cuento de Los Tres Cerditos, del que hemos hecho una pequeña adaptación.

El escenario está preparado, silencio en la sala, empieza a subir el telón.

Érase una vez…

Tres cerditos que vivían en un bonito valle, el mayor era muy trabajador, pero sus hermanos solo pensaban en jugar y divertirse. Un día el mayor les dijo:

  • He visto un lobo merodeando, creo que deberíamos hacernos una casa para protegernos.

Los hermanos estuvieron de acuerdo y empezaron a pensar en cómo hacerla.

El pequeño estaba pensando en cómo sería la suya cuando vio a un campesino con un carro lleno de paja, y se le ocurrió la idea.

  • ¡Mi casa será de paja! Pensó

Y dicho y hecho, le pidió una poca al campesino e hizo su casita en un momento.

El hermano mediano también estaba pensando en como hacer su casa cuando vio algunos trozos de madera cerca de los árboles, y rápidamente se puso a construir su casa con ellos.

Muy pronto estaban los dos hermanos jugando de nuevo.

Cuando el hermano mayor vio las casas les dijo:

  • ¿Es así como pensáis protegeros del lobo? Las casas tienen que ser más sólidas y seguras.

Y se fue a construir la suya.

Cuando el lobo llegó y vio la casa de paja pensó:

  • ¡Que iluso es este cerdito! Y llamó a la puerta
  • ¡Abre la puerta! Dijo el lobo.
  • No ¡Ni hablar! Contestó el cerdito.
  • Pues soplaré y soplaré hasta echarla abajo.

Entonces empezó a soplar y soplar, la paja salió volando y el cerdito pequeño corrió hasta la casa de su hermano.

El lobo se acercó a la casa de madera y volvió a gritar:

  • ¡Abrid la puerta!
  • ¡No, nunca! Dijeron los hermanos.
  • Pues soplaré y soplaré hasta que se caiga.

El lobo volvió a soplar muy fuerte y la casa se desplomó, los cerditos salieron corriendo hacia la casa de su hermano mayor que era de ladrillo.

El lobo estaba muy enfadado cuando se presentó en la casa del hermano mayor.

  • ¡Abrid de una vez! Gritó.
  • ¡De ninguna manera! Contestaron los tres.
  • Pues soplaré y soplaré hasta echarla abajo. Respondió el lobo

Los cerditos pequeños, que ya habían aprendido la lección, se pusieron a temblar, pero su hermano les dijo:

  • No os preocupéis, esta casa es muy fuerte y no podrá con ella.

El lobo sopló y sopló hasta desfallecer, pero la casa no cayo, los cerditos estaban muy contentos, cantaban y reían, pero el lobo tenía hambre y empezó a pensar en cómo entrar en la casa.

Vio la chimenea y decidió entrar por ella, los cerditos se dieron cuenta de lo que pretendía y pusieron una gran olla llena de agua al fuego, cuando el lobo bajó, cayó en la olla y de la impresión dio un gran salto y salió corriendo como alma que lleva el diablo, nunca más volvieron a verlo.

Los cerditos cantaron y bailaron en su fuerte y bonita casa, y allí fueron felices durante mucho, mucho tiempo.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.

Moraleja niños y niñas.

Las cosas siempre hay que hacerlas bien para que no se desmoronen.

Gracias, y hasta la próxima función.

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