Se levanta el telón. EL PATITO FEO.

Hoy estrenamos en nuestro teatrillo el cuento del Patito Feo, y como en las demás representaciones hemos adaptado este cuento popular para nuestra representación basándonos en los libros que compramos hace años en el Círculo de Lectores.

Se ruega silencio en la sala, la función va a comenzar.

Érase una vez…

En una pequeña granja, una pata empollaba sus huevos, de pronto se oyó un crujido, y los huevos empezaron a abrirse, la mamá pato dijo:

  • ¡Cuac, cuac!
  • ¡Cuac, cuac! Respondieron los patitos.

Cuando la mamá pata se levantó vio que faltaba uno por salir, volvió a sentarse en él y esperó un poco más.

Poco tiempo después el huevo se rompió y un patito gris y algo desgarbado salió de el. Su mamá al verlo exclamó:

  • ¡Es un patito enorme! ¡No se parece en nada a sus hermanos!

No le dio más importancia al asunto ya que tenia que llevar a sus pequeños al riachuelo para enseñarlos a nadar.

  • ¡Cuac, cuac! Decía mientras entraba en el agua y veía como la seguían sus pequeños.

La mamá pata se fijó en su patito gris y pensó que aunque era diferente, tenía un buen carácter.

Cuando terminaron de nadar los llevó al corral diciendo:

  • Ir siempre a mi lado para que no os pisen. ¡Y tener cuidado con el gato!

Al llegar al corral los demás animales empezaron a refunfuñar, y al ver al patito gris dijeron:

  • ¡Que animal tan grande y feo! Y empezaron a meterse con él.

Su madre corrió a protegerlo, pero las cosas cada vez fueron peor, hasta sus hermanos empezaron a meterse con él.

El patito estaba triste por todo esto y un día saltó el cerco de la granja y empezó a andar y andar, hasta que a lo lejos vio una cabaña y se acercó. En ella vivía una anciana con su gato, y cuando lo vio le dijo:

  • Puedes quedarte aquí. Mientras pensaba, es un pato un poco raro, pero cuando crezca pondrá huevos.

Pero a su gato no le gustó la idea, y empezó a meterse con él, le hacia la vida imposible por lo que el patito decidió buscar un sitio mejor.

De nuevo se puso a andar, hasta que encontró un lago y se zambulló en el agua, y sin importarle lo que pensaran los demás allí se quedó.

Llegó el invierno y un día al mirar al cielo vio una preciosa ave de cuello largo dirigiéndose al sur y pensó:

  • ¡Qué bonita es!

Aquel invierno fue muy frio y el patito estaba medio congelado cuando una campesina lo encontró y los llevo a su casa.

  • ¡Niños, mirad que patito he encontrado!
  • ¿Podemos jugar con él? Preguntaron los niños.
  • Sí, pero tened cuidado.

Los niños eran un poco traviesos, y no paraban de correr detrás del pobre patito, y con tanto ir y venir acabaron tirando la leche, rompiendo cacharros…

El patito se asustó tanto que salió corriendo hasta el bosque y se escondió.

Pronto llegó la primavera y el patito se acercó al lago que estaba muy hermoso, en él había unos cuantos cisnes nadando tranquilamente.

El patito se armó de valor y se acercó a ellos diciendo:

  • Ya sé que soy un pato feo, pero…

En ese momento se vio reflejado en el agua, ya no era ese aminal gris y feo que todos despreciaban, se había convertido en un precioso cisne, blanco y hermoso, los demás le dieron la bienvenida y su sonrisa brilló más que el sol de la mañana.

Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.

Moraleja niños y niñas.

No hay que juzgar a los demás por su apariencia.

Gracias, y hasta la próxima función.

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